Llevamos ya un montón de años con
un “Gobierno Autónomo” capitaneado por un partido que se autoreconoce como
nacionalista. Se supone, por ello, que las instituciones públicas vinculadas a
la cultura y a la enseñanza se han preocupado porque la identidad canaria, en
todas sus facetas, sea conocida por el mayor número de personas posibles. Sin
embargo, después de “largos años de autogobierno” un alumno de 11 años de
nuestras islas puede encontrarse en el año 2012 en su aula con un mapa, como el
de la foto, donde se señala que los únicos yacimientos arqueológicos dignos de
mención en Canarias son la Fortaleza de Chipude y Timanfaya.
A la vista de ese disparate,
cometido por una editorial foránea y permitido por un sistema educativo que no
detecta el error, hemos de llegar a una única conclusión: aún hay mucho por
hacer para recuperar y preservar para las futuras generaciones las
características culturales que como pueblo diferenciado tienen los canarios
desde hace miles de años.
No podemos, ni debemos,
mantenernos impasibles ante la “desinformación” que están llegando a nuestras
aulas. Libros de texto que hablan de la “isla de Tamaran”, de la “existencia de
grandes canes que dan nombre a las islas”, de “ovejas lanudas” o de “adoración
a la piedra Zanata” son más frecuentes de lo que pensamos.
No es de recibo que un estudiante
no conozca que en las Islas no sirve eso de que “la prehistoria comprende tres
periodos: el paleolítico, el neolítico y la edad de los metales”. En Canarias
ese esquema no es aplicable, hay que enseñar la parte general, pero cuando se
hace referencia a las islas hay que señalar las particularidades que se
produzcan en ellas.
A la espera de una respuesta del
sistema educativo oficial, si es que esta se produce, los profesores son los
llamados a suplir la laguna producida por la falta de rigor científico de los
libros que hablan de nuestra historia.
En sus manos está investigar,
ampliar y transmitir de forma correcta nuestra historia a los jóvenes canarios.
Les animo a implicarse, como ya muchos de ellos hacen, en la digna labor de que
nuestros estudiantes conozcan el mundo que les rodea, desde el más inmediato,
las islas, al más lejano.
Nuestro futuro está en sus manos
y afortunadamente cada vez son más los enseñantes que han aceptado el reto y se
convierten en transmisores de nuestra historia, que como siempre digo no es ni
mejor ni peor que otras historia, solo que “es la nuestra”.
En estos tiempos que corren cada
vez son más las voces que llaman a la sociedad civil a participar en la vida
común. El mantenimiento de la idiosincrasia del pueblo canario, formado por la
aportación de diversas culturas a partir de los primeros pobladores, es una de
las cosas donde los ciudadanos tenemos mucho que decir, algunos desde la escuela,
otros desde la rondalla, otros desde el fogón de una cocina…
Participemos todos en la
recuperación y mantenimiento de nuestra historia y nuestras tradiciones para el
disfrute de todos los que vivimos aquí y para el disfrute de quienes nos
visitan.
1 comentario:
En eso estamos, Juan Carlos, ¡pero qué difícil! Como diría Secundino, parece que todo conspira contra nosotros: las TVs., el cine, muchos padres y docentes, ... Supongo que habrá que continuar a pesar de todo, ¿no?
Un abrazo y sigamos adelante, cho.
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